lunes, 29 de abril de 2013

El arte del siglo XIX. El Impresionismo

En la entrada de hoy vamos ha hablar del arte del siglo XIX, centrandome sobre todo en el Impresionismo. Con lo recogido hoy en clase y la búsqueda de información he realizado una breve exposición para acercarnos a todos al movimiento tan importante de aquella época.

EL ARTE DEL SIGLO XIX


Las artes del siglo XIX  tuvieron una primera fase de búsqueda en el pasado, gigantismo y sentimentalismo; y una segunda fase de crítica a la estética anterior, vuelta a la racionalidad.
La Pintura del Siglo XIX no estuvo exonerada del quiebre histórico con su historia. Tampoco lo estuvo de la multitud de corrientes de filosofía del arte.  El mundo no está en orden, y eso pretende mostrar el nuevo arte, al mismo tiempo que propone un nuevo orden: El Romanticismo. Allí donde el n neoclasicismo propone una belleza ideal, el racionalismo, la virtud, la línea, el culto a la Antigüedad clásica y al Mediterráneo, el romanticismo se opone y promueve el corazón, la pasión, lo irracional, lo imaginario, el desorden, la exaltación, el color, la pincelada y el culto a la Edad Media y a las mitologías de la Europa del Norte.


EL IMPRESIONISMO

De estos cuatro grandes movimientos en el siglo XIX nos vamos a fijar en la entrada de hoy en el Impresionismo. Me ha parecido muy relevante, después de mucho buscar, esta información que describe perfectamente el idealismo de aquella época con todas sus características 


El Impresionismo es un movimiento pictórico francés, que surge a finales del siglo XIX. Apareció como reacción contra el arte académico y es considerado el punto de partida del arte contemporáneo.El impresionismo surge en 1960 y llevó hasta sus últimos extremos una trayectoria pictórica iniciada en tiempos del Renacimiento.





Los impresionistas, en cambio, eligieron la pintura al aire libre y los temas de la vida cotidiana. Uno de sus primeros objetivos fue captar una representación del mundo espontánea y directa, y para ello se centraron en los efectos que produce la luz natural sobre los objetos. La luz tiende a difuminar los contornos y refleja los colores de los objetos circundantes en las zonas de penumbra.


Eliminaron los detalles minuciosos y tan sólo sugirieron las formas, utilizando para ello los colores primarios como el cyan, el magenta y amarillo. Además aplicaron los colores complementarios como el naranja, el verde y el violeta. Con esa técnica lograron dar una ilusión de realidad, aplicando directamente sobre el lienzo pinceladas de color cortas y logrando gran brillo en sus pinturas.



He aquí un claro ejemplo de un cuadro impresionista de Louis Hayet (Paris la Tour Eiffel)

Paris la Tour Eiffel de Louis Hayet.jpg, 216 KB

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