lunes, 27 de mayo de 2013

Friedrich Fröbel


(Friedrich Fröbel o Froebel; Oberweissbach, 1782 - Marienthal, 1852) Pedagogo alemán. Discípulo de Rousseau y de Pestalozzi, estudió sobre todo la educación preescolar. Partiendo del principio de que la naturaleza puede manifestarse sin trabas, fomentó el desarrollo de los niños a través de ejercicios, juegos y cantos al aire libre. En 1837 creó el primer jardín de infancia. Es autor de La educación del hombre (1826).
La concepción pedagógica y la actividad educativa de Friedrich Froebel aparecen vinculadas, más que a las innegables inspiraciones románticas, a la corriente ideológica moderna, que juzga al niño como "espontaneidad" y centro del proceso de la educación. Froebel pasó la infancia junto a su padre (un grave y severo pastor protestante) y su poco benévola madrastra. Al cabo de una estancia de cinco años en casa de un tío, empezó a los quince a trabajar con un inspector forestal y se dedicó, como autodidacta y de manera desordenada, al cultivo de varias ciencias: cartografía, matemáticas, botánica, arquitectura, contabilidad y agrimensura.

Una de sus obras principales como hemos anunciado es la La educación del hombre. En ella nos vamos a parar para ver que nos quería trasmitir Froebel en magestuosa obra.

Fröbel definía su pedagogía, que se inspira en la teoría neohumanista, con las siguientes palabras: “En todo ser reposa, actúa y reina un principio divino, Dios... Todas las cosas existen en virtud de ese principio divino que actúa en ellas y constituye su esencia. El destino y la vocación de todas las cosas es reproducir en sí su esencia, es decir el principio divino, lo divino, y también proclamar y revelar a Dios, en lo externo y a través de lo perecedero. La vocación y el destino específicos del hombre,como ser sensitivo y racional, es traducir su esencia, el principio divino, o sea Dios, y su destino y vocación en conciencia plena, conocimiento vivo y percepción clara, y también ejercitar y proclamar esto en su propia vida con autodeterminación y libertad. Incumbe a la educación estimular y encauzar al hombre como ser consciente, pensante y sensitivo, a fin de que con conciencia y arbitrio plenos reproduzca la ley interior y el principio divino, y además facilitarle los medios de lograrlo”.

25/05/2013



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